Y mis ojos van
de la esquina en la pared a la ventana
y mis deseos,
mustios,
de tan poco regados
mustios,
de tan poco regados
sin tus manos,
y mis palabras,
amontonadas tras mi boca,
amontonadas tras mi boca,
que mi lengua está harta,
de moverse para nada
de moverse para nada
y mis pensamientos,
de tu cara a tu cerebro,
de tu cara a tu cerebro,
de mis ojos a tu encuentro
y mis brazos
entumecidos,
ya no sienten el frío
ya no sienten el frío
y mis ojos,
de la esquina en la pared a la ventana
de la esquina en la pared a la ventana
y nada.
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